Compañía de las Hijas de la Caridad
Nació imperceptiblemente, como las cosas de Dios. El espíritu de Dios sopló en los corazones de varias personas, Vicente de Paúl, Luisa de Marillac y Margarita Naseau. Acontecimientos sucesivos y significativos marcaron su vida y reconocieron, poco a poco, los pasos de Dios.
Vicente de Paúl
Descubrió la miseria material y espiritual de las gentes de los campos. En 1617, en Chatillón les Dombes, el encuentro con una familia pobre, le impulsó a reunir a señoras de la burguesía local. Vicente fundó las “Cofradías de la Caridad”. El objetivo era organizar la ayuda material y el acompañamiento espiritual, para que cada día, los pobres estuvieran mejor atendidos y pudieran tener fuerza para salir adelante.
Luisa de Marillac
siempre fue sensible a las dificultades de su entorno, incluso antes de encontrar a Vicente de Paúl ella visitaba a los pobres. Su corazón estaba abierto y con su gran fe y atenta a las necesidades de los más humildes, a petición de Vicente de Paúl fue a visitar a las primeras “cofradías de la caridad”.
Vicente y Luisa perciben que el servicio directo de los pobres no es fácil
para las señoras de la nobleza o la burguesía. Es difícil, en efecto, pasar la barrera de las clases sociales. Estas señoras van a llevar comida, distribuyen ropa, cuidados y consuelo. ¡Visitan pocilgas, con bonitos vestidos a personas que les parecen rudas; es un formidable desafío! Existe una verdadera tensión entre los ideales del servicio y la constricción social muy reales. El entorno familiar de las señoras no es siempre favorable a estas obras.Descubrió la miseria material y espiritual de las gentes de los campo
Margarita Naseau
Una campesina de 34 años, de Suresnes, había aprendido a leer por sus propios medios, preguntando a las personas que consideraba instruidas y que se cruzaban en su camino, para formarse. Ella abrió en su aldea, con otras jóvenes, el aprendizaje de lectura para los niños. No tenía otra intención que servir a Dios. Se encontró con Vicente de Paúl durante una de las misiones de evangelización de los Paúles. En 1630, se unió a Vicente y a Luisa, en París, que le proponen ayudar a las señoras de las cofradías.
Tres historias, tres vocaciones se cruzan y se unen para el servicio de los pobres. Las dificultades de las cofradías, abren por fin el camino a una nueva creación: la Compañía de las Hijas de la Caridad que nació el 29 de noviembre de 1633.
Evolución
Estas Hijas de la Caridad difieren de otras Congregaciones religiosas de la época, porque tienen que ir al encuentro de los pobres, visitarlos en sus casas y, por ello, debían mantener la movilidad y la disponibilidad necesarias y vivir en medio de las personas a las que sirven.
Ellas tendrán, según san Vicente,
por monasterio, la casa de los enfermos
por celda, una habitación de alquiler
por capilla, la iglesia de la parroquia
por claustro, las calles de la ciudad
por clausura, la obediencia,
por reja, el temor de Dios
por velo, la santa modestia… y una confianza continua en la divina Providencia…
La Compañía de las Hijas de la Caridad cuenta hoy con 18.284 Hermanas, de las que 742 están en periodo de formación. Las Hermanas están presentes en 93 países, 71 Provincias canónicas y en 1 región, con 2.169 casas y 77 anexos.
Historia de la Provincia
Hace unos años, las Provincias de América del Sur de la Compañía Hijas de la Caridad, recibieron una invitación desde la Casa Madre en Francia: buscar la forma de unir sus obras, integrando países para potenciar de mejor forma a los equipos de laicos y hermanas en un trabajo efectivo y afectivo.
Así lo hicieron. Se unían cinco países:
Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay, con cinco culturas diferentes, pero todas ellas con un solo palpitar: Buscar las mejores formas de servicios de calidad para los pobres de América.